
🐾 Gato Burmés: Tu nueva mascota
El gato Burmés, también conocido como gato Birmano, es una raza de gato doméstico de un aspecto refinado y con una actitud elegante que lo convierte en una de las razas más aclamadas, posee un tamaño mediano que tiene su origen por los antiguos ejemplares felinos que provienen de la zona de Birmania, pero que fue creada, tal y como hoy se conoce, en Estados Unidos.
Asimismo, el gato Burmés o Burmese es un gato de pelo corto, originario de Birmania, se divide en dos grupos: Birmano Américano y Birmano Inglés. Este pequeño es muy sociable, atento y ofrece muchas muestras de cariño a los que le rodean, de ahí el apropiado sobrenombre de “gato de compañía”.
Los grandes expertos en estos felinos aseguran que la personalidad de esta raza de gatos se compara a la de un perro, ya que les encanta vivir en familia, rodeados de humanos y no les agrada que los dejen solos por mucho tiempo.
El origen de esta raza se remonta al año 1930 por los experimentos que realizó el Dr. G. Thompson, quien decidió seleccionar diferentes razas de gatos y luego de haber hecho los cruces adecuados obtuvo una raza de Birmano puro, lo que conocemos como, Burmés.
Actualmente, la mayoría de las personas no logran diferenciar los dos tipos de Burmés (Américano e Inglés) y los generalizan como si fuesen de aspecto similar y su único componente diferenciador fuese la procedencia, pero no es así. Luego de que esta raza de felinos se criara de forma separada se encontró como resultado que los Birmanos ingleses y los americanos eran diferentes en su aspecto físico aunque pertenecieran al mismo linaje.
El gato Birmano Inglés se inclina por un físico más oriental, además, su rostro tiene la forma triangular mucho más definida. Por su parte, el Birmano Américano es más gordo y tanto su cabeza, ojos, pies y cuerpo son más redondeados, el hocico lo tienen corto y hasta sus cachetes son más regordetes.
Existen muchas historias del siglo XV que vinculan a un felino que permanecía en monasterios birmanos, es por esto que los investigadores aseguran que se trataba del Burmés, de allí a que sea un gato considerado de linaje real y en algunos aspectos es un poco delicado, es sensible al frío pero no requiere de grandes atenciones en cuanto a higiene ya que solo amerita de unos cuantos cepillados y unos pocos baños ocasionales.
No obstante, si hay una característica en la que muchos coinciden es que esta raza come mucho, aunque son de contextura delgada tienden a tener una buena capacidad para la ingesta de alimentos. A ellos se les recomienda mantener un complejo vitamínico que los ayude durante su crecimiento.
Por otra parte, las hembras son gatas muy fuertes y no acostumbran a tener dificultades en el parto, (la mayoría de las veces lo pueden hacer solas) y por lo general traen entre cuatro o cinco gatitos. Los pequeños Burmés son de color marrón claro al nacer y a medida que van creciendo adoptan un tono más oscuro, sin embargo, aunque no es muy común se conocen algunos que finalizan de color blanco en su madurez.
El color de su nacimiento no es el definitivo, su verdadero tono de la capa se puede ver luego, entre los 2 o 5 meses. De igual manera suele suceder en el reemplazo del color gris o azul de los ojos de los gatitos por el característico color amarillo (su color suele ser lo más intenso y brillante posible, preferentemente amarillo dorado, esto varía dependiendo de su alimentación).
Cuando estos gatitos no tienen un buen cuidado y una alimentación alta en vitaminas se puede notar en el aspecto y color de sus ojos porque se vuelve un poco opacos y con una mirada caída.
El gato Burmés ha ido abarcando más territorio en cuanto a la variedad de sus colores pero también ha dado origen a otras razas como El Burmilla. El Burmés nace por el cruce entre dos razas diferentes y también ha creado otra raza como lo es el “gato plateado” o Burmilla que es como se le suele denominar, disfruta de una apreciada popularidad, aunque esta raza, en sus inicios, tuvo grandes obstáculos por motivos genéticos.
El Burmilla fue creado accidentalmente tras el cruce entre un Persa chinchilla y una gata Burmés lila, esto empezó en el Reino Unido y se ha ido extendiendo. La raza fue registrada por la Asociación de Gatos de Reino Unido.
Este felino Birmano sin duda deja su legado porque no solo se le conoce por su elitesco aspecto sino por aportar al mundo de los gatos y hacer de su especies mucho más grandes al colaborar en la creación del famoso; gato plateado. La razón por la que escogen al Burmés para generar una nueva raza es por la fuerza de las hembras y su fácil cuidado, se adaptan bien a un piso, sobre todo si hay terraza.
🐾 Historia y Origen del gato Burmés
El gato Burmés hasta ahora es la única raza conocida de felinos desarrollada en un laboratorio. Se distinguen por su gran comportamiento amigable, familiar, cariñoso e indudable inteligencia, lo que los convierte en un excelente compañero por su fidelidad, hasta el punto en que muchos lo comparan con un perro.
Ahora, cuando se quiere conocer el origen de la raza de gato Burmés se cruza la leyenda y la historia, sin poder realmente definir cuál es el verdadero génesis de esta raza o dónde comienza una y dónde finaliza la otra.
En un punto de las versiones, se encuentra “La Leyenda”, según ésta, existen manuscritos que desde los siglos XIV y XV provenientes de Ayutthaya, la antigua capital del reino de Siam (actual Thailandia), se puede apreciar la representación de gatos que rememoran al gato de raza Burmés actual, según los aportes que arrojan esas herramientas antepasadas, los gatos que se ven representados poseen características que vinculan directamente al Burmés.
Pero por otro lado, se cuenta que en el siglo XVI los templos alojaban junto a los monjes birmanos a unos mininos marrones con mucha semejanza al gato de raza Burmés, pero eran llamados «Rajahs» y a los que los monjes consideraban gatos sagrados.
Sin embargo, según la historia en el año 1930, un médico psiquiatra militar estadounidense, llamado J.C.Thompson, se llevó desde Birmania a San Francisco una gata de manto color avellana uniforme pero cuyas puntas eran distales más oscuras, llamada Wog Mau. Algunos aseguran que se trataba probablemente de una mestiza siamesa-Burmés.
La versión más comentada o más aceptada es que el psiquiatra, Thompson, la apareó con Tau Mau, un siamés seal point o chocolate point, para tener especies más finas en todos los sentidos, como si se tratase de una reina felina. La primera cría fue un gatito marrón oscuro que fue emparejado con la madre, quien dio a luz dos felinos marrones con los que se dio comienzo a la propagación de la casta.
Así nacieron dos gatitos unicolores marrones, que fueron los que dieron inicio a la creación de la raza de gato Burmés actual.
- C. Thompson realizó un cruce único en su historia y afirman que fue quien introdujo la nueva raza en grandes cantidades tras haber hecho el vínculo genético desde un laboratorio. De allí a que se considere una raza muy especial, para algunos de linaje real, para otros un gato sagrado y/o muy familiar.
Por su parte, fue la CFA (Cat Fanciers´Association) que lo reconoció oficialmente en 1936, pero sólo en la variedad cibelina (marrón) y empezó a ser proclamado como una nueva raza en el mundo de los gatos, abriéndose paso entre la extensa variedad de felinos. En los años 50 fue la época en la que se convirtió en un felino muy popular entre los estadounidenses y los europeos.
Después de que la Cat Fanciers’ Association hiciera oficial su espacio en el mundo, vino la Segunda Guerra Mundial y con ella se frenó toda la expansión de la raza Burmés. Tras haber pasado muy poco tiempo del conflicto, la raza de gato Burmés llegó a Gran Bretaña en 1949 y sus ejemplares fueron expuestos por primera vez en Londres en 1952.
Desde 1952 fue que se logró registrar la variedad marrón y con el pasar de los años, después de que la raza se expandiera y creciera en su diversidad, en el año 1960 fue muy renombrado el gato Burmés en su variedad azul.
A principios de los años 70 ya se habían hecho una gran cantidad de cruces que provocaron el nacimiento de nuevos Burmés pero en diversos colores como las variedades chocolate, lila, rojo, crema y carey.
Actualmente la FiFe reconoce de la raza Burmés diez variedades de color, mientras que en los Estados Unidos sólo se reconoce la variedad cibelina. Los demás colores son juzgados por separado.
En el 2018 aun existen algunas federaciones que solo reconocen una única raza de Burmés, pero otras dividen la misma en dos: Birmano americano y Birmano inglés, esto depende de la procedencia del felino.
Además, el gato Burmés ha sido empleado, a su vez, para dar origen a otras razas felinas como el gato Tonkinés, que nace por el cruce que se provoca con gatos siameses, así como el gato Tiffany (también reconocido como Burmés de pelo largo) y el Burmilla, que es el resultado de su cruce con el gato Persa chinchilla, además de haber sido cruzado con el gato de raza American Shorthair.
Es decir, que a lo largo de la historia, tras haber sido engendrado en un laboratorio ha ido expandiendo su raza en variedad de colores, países y formas pero además se ha unido a otras razas para crear unos hermosos y famosos gatos, extendiendo su nivel de alcance y gobierno por el resto del mundo.
🐾 Características Principales
La apariencia del gato burmés recuerda un poco al del gato siamés, que se encuentra en su origen. No obstante, la definición musculosa, atlética y compacta que posee es una que parece más redondeada a nivel general; y que pueden pesar hasta seis kilos en el caso de los machos y cinco kilos las hembras pero si hay algo que ha permanecido a lo largo de los años en ambos es la elegancia.
Asimismo, el pelaje de este minino es muy poco, apenas tiene subpelo, es muy suave al tacto, es corto y brillante, por lo que su cuidado es muy sencillo y le da un aspecto arreglado y limpio.
Lo más típico en estos gatos es la intensidad tan variada del color; en la cara, en las orejas así como en la cola posee una capa mucho más oscura que en el resto de su cuerpo. Esto se origina por un factor de adelgazamiento de la sangre que realmente permite aclarar la capa oscura.
Durante los años, el estilo de cuerpo de los gatos Burmés ha cambiado, el estándar que se manejaba en 1953 se refiere a los Burmés como gatos “medianos, delicados y largos.” Las palabras “más o menos compactos” se han ido añadiendo al estándar a partir de 1959; pero luego las palabras “más o menos” fueron eliminadas por completo del estándar algún tiempo después. Desde esa época, el estándar ha permanecido virtualmente sin cambios.
Por otra parte, en los últimos veinte años (más o menos) se ha ido desarrollando y estableciendo un debate de opiniones entre los criadores sobre cuál es la conformación preferida de la raza. Existe un grupo que prefiere el hocico del gato Burmés europeo, más largo y delgado y con una nariz menos pronunciada y la cabeza ligeramente estrecha.
El otro grupo prefiere el hocico más ancho y corto del Burmés “contemporáneo o americano” su nariz más pronunciada y las formas de la cabeza más anchas y redondas. Debido a esta diversidad de opiniones, el día de hoy existen dos tipos de conformaciones.
En la CFA, el gato Burmés europeo recién acaba de ser admitido como una raza apartada en la clase miscelánea. Asimismo, en la división internacional se muestra que son elegibles para el campeonato. En la CCF, CCA y UFO, la raza es reconocida bajo el nombre de “Burmés extranjero.” Pero la TCA reconoce al clásico y tradicional gato Burmés.
Una de las principales diferencias entre las dos razas (americano e inglés) después del tipo de cabeza y cuerpo, es que el Burmés europeo se puede encontrar en colores adicionales. Debido a la gran cantidad de veces que el gato Burmés fue cruzado con las líneas de siamés europeo que poseían el gen rojo, los colores rojo y crema fueron introducidos, produciendo seis colores adicionales.
Sin embargo, aunque han sido muchos los cruces que se han realizado desde su origen hasta la actualidad y se conocen muchos tipos de Burmés, generalmente solo se aceptan diez variantes de color: seal (un marrón cálido), azul, chocolate, lila, rojo, crema, así como las variantes bicolor seal-tortie, blue-tortie, chocolate-tortie y lilac-tortie.
Existen otras variedades más recientes, que sólo están reconocidas en Europa: Red/ melocotón; cream/ crema, tortie/ tortuga y silver. Algunos vendajes más pequeños también reconocen otros impactos de color. La pigmentación en estos felinos suele ser máxima en los points y el color se ve más atenuado en el vientre.
La esperanza de vida de estos mininos es de 15 a 18 años, lo que dependerá de los cuidados que se le proporcionen, desde su alimentación, ingesta de vitaminas, aseo e higiene y por supuesto, de la atención que reciban ya que a estos gatos no les agrada la soledad.
Tras años de crianza por separado en Estados Unidos y Europa ha hecho que el gato Burmés americano sea más rechoncho y redondeado mientras que las facciones del ejemplar inglés son más orientales y triangulares. Así que aunque muchos aseguren que no existen dos tipos de Burmés, la crianza y el ambiente de procedencia han modificado su aspecto físico que hay personas que logran distinguir fácilmente uno del otro.
Esta raza de gato posee una cabeza en forma de cuña o triangular, con pómulos fuertes. Tiene el cuello corto, su nariz es recta, pero muestra una marcada hendidura cuando se observa al gato de perfil.
Las orejas son de tamaño mediano, separadas y son redondeadas al final, así como su cola que es recta y de tamaño moderadamente largo. Otra característica del elegante gato birmano son sus ojos de color amarillo dorado a ámbar, están separados y reflejan gran expresividad.
Este felino posee características muy particulares lo que hace que se logra identificar de forma rápida, el cual se destaca por su firme disposición, su forma delicada y segura al caminar, posee un excelente desarrollo muscular que lo hace bastante fuerte muy a pesar de su estatura.
🐾 Carácter y personalidad del gato Burmés
El gato Burmés puede llegar a ser un gato muy travieso, dinámico e inteligente. No sabe cómo aburrirse o ser perezoso en un rincón. Sin embargo, también necesita a alguien que se ocupe de él muy intensamente. Ya sea al estar con humanos o gatos, disfrutará de las muchas horas de juego y abrazos hasta que llegue a su vejez.
Se le puede enseñar con relativa facilidad diversos trucos, señales o códigos. Si le falta atención, va a hacerlo saber a su amo porque la pedirá en voz alta. Su apego es a veces tan fuerte que prefiere irse de vacaciones con sus dueños en lugar de quedarse en su entorno familiar. No en vano se le llama de forma constante el “gato humano”.
Se relaciona fácilmente con los extraños y convive en armonía con perros, pero no tanto con otros gatos. Como no le agrada estar en la fría soledad, este felino exige que su dueño permanezca siempre pendiente de él; no se recomienda dejarlo solo durante mucho tiempo. Siempre estará buscando a su amo para jugar y su instinto protector es alto pero al mismo tiempo es muy amable, al punto que ni siquiera saca las garras.
El gato Burmés ha desarrollado grandes cualidades dignas de un cazador y demuestra una vitalidad y energía que resulta sorprendente. Por su gran longevidad, con esta raza se puede tener garantizado un compañero que durará hasta más de 16 años.
Este minino tiene un carácter encantador; juguetón y comunicativo aunque poco vocalizador. Cabe resaltar que cuando estos gatos son cachorros suelen maullar constantemente y la mayoría del tiempo son muy astutos y traviesos, aunque no es todo el tiempo, aunque en unas semanas se van tranquilizando poco a poco.
Otra de las características de este gato es que es altamente afectuoso y leal lo que lo convierte en la mascota perfecta, aun con los niños, ya que como son tan traviesos, activos, juguetones y disfrutan mucho del contacto con los humanos podrán agotar la energía de los más pequeños de la casa en pocas horas. Además, como ya se sabe, este gato casi nunca saca las garras, ni siquiera jugando, por lo que no suele arañar.
No obstante, los Burmés son gatos que en ocasiones pueden mostrarse algo celosos y territoriales, pero son también muy capaces de convivir con otros animales de compañía, así como tampoco se mostrarán excesivamente alerta o recelosos con las personas desconocidas, se dejan querer, acariciar y consentir por extraños ya que les encanta sentirse atendidos y consentidos.
A pesar de que poseen una gran vitalidad, los gatos de esta raza suelen ser muy tranquilos y hay pocas cosas que no le gusten más allá de la soledad, ya que lo único que aborrecen y les amarga la existencia, verdaderamente es estar solos. Y aunque ya se ha mencionado, es muy importante que esto quede claro, ya que su energía depende de su amo y de la atención que le brinden.
Otra de las características de este felino es que son muy habladores, aunque son menos vocalizadores que otras razas orientales. De todas formas, los gatos burmeses son gatos muy sociables y aunque pueden maullar muy fuertemente, éste también es muy dulce y sutil. Aunque el Burmés adulto emite menos sonidos que cuando era un cachorro.
Le fascina que lo acaricien y le agrada consentir, por lo que es excelente como mascota para los niños, a quienes les permitirá que le hagan cariños. Le fascina compartir con la gente, ya sea con algunos miembros de su familia o sea también con extraños.
Muy adaptable a nuevas situaciones, al Burmés le encanta viajar, sobre todo si puede observar el paisaje por la ventanilla, no es apegado a su casa sino a las personas.
Los criadores reportan diferencias de temperamento entre los machos y las hembras. Las hembras son altamente curiosas, activas y están muy involucradas emocionalmente con sus dueños.
Los machos alterados aman a sus humanos también, pero son más placidos. Les gusta descansar, usualmente sobre cualquier cosa que estés haciendo. Toman la vida como viene. El único asunto con el que están apasionadamente preocupados es en la comida seleccionada y en cuándo será servida.
No será raro verlos cazando alguna mariposita o jugando con alguna bolita de estambre. El gato Burmés es el compañero ideal para quienes quieren un gato cariñoso, divertido y travieso para compartir en familia.
El gato Burmés posee una voz única y algo rasposa, además, suelen sonar un poco como un gato que se está quedando ronco de tanto hablar.
Es sociable y puede llegar a tener una buena convivencia con los perros si este crece junto con ellos o si no se les relaciona a tiempo para evitar enfrentarlos, aunque suelen ser celosos de otros gatos, por querer ser el único dentro de la casa. Tiene una mirada muy especial que varía entre individuos, según su carácter o por el efecto de la luz artificial, que provoca un cambio en el color de sus ojos.
🐾 Dieta y alimentación del gato Burmés
Cuando se trata de la alimentación del Burmés, se recomienda que el gato pueda estar con su madre hasta que cumpla por lo menos los cuatro meses de edad, durante ese periodo es cuando ya habrá adquirido los nutrientes necesarios de su leche.
Consecutivamente, se aconseja seleccionar una dieta alta en proteínas y, según los veterinarios, el gato debe tener una ingesta de aproximadamente 60 kilocalorías, por cada kilo de peso, al día, repartidas en pequeñas raciones para que minino pueda realizar varias comidas ligeras a lo largo del día, de esta manera su metabolismo se mantendrá activo pero no estará forzado.
También es indispensable la correcta hidratación del gato, por lo que siempre deberá tener a su alcance un bebedero con agua fresca y purificada.
Lo más importante al momento de elegir algún alimento para un gato Burmés, es conocer la cantidad de proteínas que éste le pueda aportar. En lugar de darles las tres comidas típicas y pesadas al día, se encomienda disponer de varias porciones pequeñas (entre 5 y 10) para mantener y garantizar su esbelta y definida musculatura.
En cuanto a la dieta, siempre equilibrada y de buena calidad. Es un gato algo glotón, por lo que racionarle la comida en algunos momentos es indispensable. Lo más conveniente es suministrarle un complejo vitamínico durante el crecimiento, siempre con la supervisión del veterinario.
La alimentación de un gato de esta raza amerita que tenga piezas secas con diversas propiedades de acuerdo su edad. Cuando son pequeñitos necesitarán alimentos ricos en proteínas y grasas que los ayuden a crecer adecuadamente.
Existe una gran variedad de alimentos para gatos Burmés cachorros y el veterinario que le asiste podrá sugerir diversas opciones de comida de calidad. Las vitaminas y el calcio también son importantes y no deben faltar en su ingesta diaria.
Una vez que los gatos Burmés empiecen a crecer, tendrán que alimentarse con un porción balanceada que sea distribuida con un 40 por ciento de grasas, un 26 por ciento de proteínas y vitaminas, fibra y omega 3 y 6. También hay gatarinas secas y diseñadas para gatos castrados que ayudarán a prevenir la obesidad en ellos.
Para los gatos ancianos, se debe optar por alimentos con baja cantidad de proteínas y grasas, ya que ellos no acostumbran a ejecutar mucha actividad física y no ameritan de estas cantidades, ya que de lo contrario se les puede causar obesidad.
La dieta casera de un gato Burmés debe combinar pienso seco, húmedo y comida fresca como lonchas de pavo o de jamón. También puedes añadir salmón, atún, pollo, pavo y otros pescados hervidos o cocidos a la plancha, se debe evitar por completo darle algún pescado con espinas porque éstas pueden causarle cortes en su organismo y provocar un derrame interno.
Al brindarle agua limpia todo el día se acelera y se le ayuda a remover las bolas de pelo que pudieran haberse quedado acumuladas en el estómago, el intestino o el esófago. Los gatos se lamen todo el tiempo.
Los gatos Burmés suelen lucir con una imagen muy esbelta y estilizada y, generalmente, oscilan entre los 2 y 4.5 kilos de peso.
Si deseas mantener a un Burmés en óptimas condiciones de salud se debe mantener en cuenta la alimentación, el equilibrio entre las tres proteína, grasa y carbohidrato hará que el gato mantenga un peso saludable y la definición de su musculatura.
Los gatos suelen tener un apetito gigante y un metabolismo muy rápido, asi que se debe tener satisfecho y muy bien alimentado, pero nunca debe estar sobrealimentado. Por tanto, es vital observar los hábitos alimenticios de cada gato e ir ajustando el tamaño de las porciones según sus requerimientos. Si el gato se encuentra un peso saludable, se puede darle croquetas enlatadas en un recipiente durante todo el día.
Algo muy importante es evitar darle de tu comida, esto podría ocasionarle problemas digestivos e incluso con su pelaje, además, como son gatos muy consentidos si le das de tu comida este se podría acostumbrar y luego no querrá de la suya. Algunos gatos no les gusta la gatarina seca, en ocasiones la prefieren húmeda con un poco de agua.
Por último, recuerda que si se tienen dudas sobre qué alimento escoger para el Burmese, lo más aconsejable es acudir al veterinario o a un experto en gatos que pueda ofrecer todos los consejos necesarios sobre la alimentación del Burmés, solventando con ellos todas las dudas que se tengan.
Debes ser consciente con las porciones de comida que vayas a darle y no variarlas diariamente, pues si le das demasiado esto podría traer consecuencias con su metabolismo produciéndole obesidad. Es importante que siempre estés pendiente de que tenga agua limpia y fresca, es recomendable comprarle gatarinas especiales para ellos, pero debes hablar primero con un especialista para saber cuál es la mejor para tu gatito ya que no puedes darle cualquiera.
🐾 Salud del gato Burmés
El gato Burmés es considerado como una de las razas de gatos con la mayor esperanza de vida por su gran energía y activismo. Sin embargo, hay algunas enfermedades hereditarias que ocasionalmente le ocurren a esta raza.
Los gatos Burmés son más propensos a ver el síndrome vestibular congénito, que se trata de una patología del oído interno. Esta enfermedad puede causar diversos trastornos de equilibrio y llevar al felino a la sordera.
En pocas ocaciones el envejecimiento Burmés puede terminar con nefritis que es una inflamación del riñón. Los síntomas de esta enfermedad son una mayor ingesta de líquidos y pérdida de apetito.
Sin embargo, el Burmés es una de las razas de gato más fuertes, enérgicas y saludables que existen.
De hecho, hasta la fecha no se le ha atribuido ninguna afección específica de su raza, ni existe una enfermedad hereditaria de la raza, por lo que la selección natural ha logrado que este gato sea una raza muy sana y con una gran esperanza de vida, ya que puede llegar a vivir hasta 18 años de edad y que muy rara vez se pone enfermo.
Se recomienda mantener el debido control de las vacunas y sus respectivas revisiones veterinarias que también son esenciales para garantizar su sano crecimiento y desarrollo. Además, se deben agregar complementos vitamínicos en su alimentación que favorezcan a su sistema inmune para combatir cualquier enfermedad.
La recomendación al momento de adquirirlo, es verificar que no padezca de ninguna enfermedad, aunque realmente es poco habitual porque suele ser un gato muy sano y con una energía envidiable.
Los gatos burmeses se distinguen por una salud bastante fuerte, aunque existen algunas líneas de la raza que han resultado ser propensas a la diabetes mellitus. Ocasionalmente, puede percibirse polimiopatía hipopotasémica (debilidad muscular debida a bajos niveles de potasio en sangre) en gatos burmeses jóvenes.
Asimismo, algunos gatos burmeses han desarrollado un raro trastorno denominado síndrome de dolor orofacial felino. Este trastorno ocasiona movimientos recargados de lamido y masticación, así como transportar la pata a la boca, pudiendo resultar muy doloroso para el gato.
En los EE. UU. Existió un problema de deformidad de la cabeza y el cerebro, pero no hay constancia de nada similar en el Reino Unido. Algunas líneas de Burmés tienen también hábitos de alimentación inusuales, que les inducen a comer prendas de lana y otros objetos no comestibles (fenómeno que se conoce como geofagia).
La proporción de los nutrientes que consuma el gato tiene que variar dependiendo de la edad, del estilo de vida y de la salud en general, por lo que se debe esperar que un enérgico gatito que todavía está creciendo necesite un equilibrio de nutrientes diferente al de un gato mayor menos activo.
Es necesario prestar atención a la cantidad de alimento necesaria para mantener ‘un estado físico ideal’ de acuerdo con las pautas de alimentación y atendiendo a las preferencias individuales con respecto al tipo de comida (húmeda o seca).
A pesar de la buena alimentación que llevan algunos Burmés, algunos de los ejemplares de la raza Burmés se han visto afectados por enfermedades congénitas y hereditarias que su raza venía padeciendo en sus inicios.
Sin embargo, estas enfermedades ya no suponen una preocupación para la salud del Burmés, ya que los criadores profesionales se encargan de escoger a los progenitores, consiguiendo con ello unos cachorros fuertes y sanos. Veamos a continuación de qué enfermedades se tratan:
-Gangliosidosis GM2: es una patología que se hereda y es provocada por la falta de la enzima Beta-hexosaminidasa, lo que genera que los nutrientes que no pueden ser procesados se almacenen en los lisosomas. El síntoma más famoso de esta enfermedad son alteraciones en el sistema nervioso.
-Malformaciones en el cráneo. Es una enfermedad congénita que afecta directamente a la esperanza de vida del gato que la padece, pero que no presenta ningún peligro para el resto de las crías de la misma camada.
-Otras enfermedades más comunes que puede padecer el Burmés son las que pueden enfermar a cualquier gato, y que están causadas por unos cuidados incorrectos del dueño hacia el felino, como por ejemplo, aquellas relacionadas con una mala alimentación o con una mala higiene, tanto del propio gato, como del entorno que lo rodea.
El principal culpable de la enfermedad de los gatos suelen ser los amos ya que son los responsables de velar porque su mascota reciba la alimentación, cuidado y aseo que necesitan para crecer de la mejor manera.
-La prevención de todas estas enfermedades es muy sencilla, ya que bastará con proporcionarle unos cuidados básicos e ir a las revisiones médicas cuando sea necesario, comprobando que el Burmés se desarrolla con normalidad, y suministrándole las vacunas y las desparasitaciones internas y externas necesarias que le ayuden a mantener al gato alejado de dichas afecciones, permitiendo con ello a aumentar su ya longeva esperanza de vida.
🐾 Cuidados generales
El cuidado de la piel del gato Burmés es relativamente fácil, ya que se trata de un felino cuyo pelaje es muy corto y esto favorece a que no se anude pero a pesar de todo, se recomienda una preparación regular cepillando. Para que el gato pueda ser peinado en todas partes, se debe comenzar a cepillar desde que están muy pequeños, de esta manera, ellos lo ven como un hábito y se familiarizan con el cepillo y el proceso que realiza en su pelo.
Además, si se quiere mantener en una peluquería de mascotas también deben iniciar las visitas desde que son unos cachorros, así su visita a la habitación al arreglo personal será algo familiar, si desde pequeños se acostumbra a cepillar a su Burmés, él se adaptará a este cuidado y no se opondrá o le incomodará las cerdas del cepillo. Este tipo de cuidado regular asegura que se elimine la caspa y el pelo suelto.
Lo maravilloso de los Burmés es que pueden disfrutar plenamente de la atención que reciben mientras son cepillados ya que son amantes de los cariños y el pelo les quedará más brillante.
Para la alimentación de esta raza siempre deben preferirse las proteínas para fortalecer sus músculos. A estos mininos les encanta comer muchas veces al día, por lo que se aconseja tener siempre disponible un recipiente con comida y agua fresca.
Lo más recomendable es que el gato pueda comer en pequeñas porciones y a la misma hora siempre. Asimismo, son capaces de vivir sin problemas en sitios cerrados pero siempre y cuando estén muy bien acompañados y sean consentidos por sus amos.
Con respecto a otros cuidados, el gato Burmés no necesita algo fuera de lo común. Puedes cepillarlo una vez a la semana para evitar la acumulación de pelo muerto y bañarlo mensualmente o cuando haga falta, ya que por su pelaje tan corto no se ensucian con facilidad ni se les enreda de forma rápida.
Un dato muy importante es que no son amantes del frío, por lo que debes procurar un ambiente cálido para su crianza, evitar tenerlos en cuartos con aires acondicionados, o sacarlos en temporada de invierno a menos que estén muy bien abrigados, de lo contrario sufrirán muchísimo.
Esta raza presenta una excelente genética que los protege de enfermedades, al ser los únicos que fueron creados desde un laboratorio cuenta con un ADN muy resistente y no se le conoce alguna enfermedad hereditaria vinculada a los Burmés directamente.
Sin embargo, se sugiere mantenerlos en control constante con el veterinario para que le aplique las vacunas correspondientes que los mantengan fuertes, saludables y protegidos.
Como ya mencionamos, el gato Burmés no necesita unos cuidados específicos ni demasiado meticulosos. Sus atenciones no van más allá de las habituales y comunes al resto de felinos domésticos.
Al bañar al gato se le debe brindar una atención muy especial al cuidado de sus ojos, su nariz, sus orejas y sus dientes, ya que son las áreas más sensibles y aunque son tan ariscos al agua como cualquier gato, la atención en estas zonas debe ser fundamental.
Es de suma importancia el cuidado dental, sobre todo si el minino está acostumbrado a ingerir alimentos húmedos, en caso de ser así, es necesario otorgarles diversos juguetes que están diseñados para el cuidado bucal de los gatos, también en caso de que eduque al Burmés con más dedicación se puede llegar a limpiar sus pequeños dientes con un pequeño cepillo y crema dental especializada en gatos.
Otro aspecto a destacar es que por su poco pelaje el frio entra muy rápido por su piel y sufren, lo mejor en caso de vivir con un Burmés en una sola con temporada de invierno, es mantener encendida la calefacción y protegerlos con una camisa o sweater.
Por otra parte, el gato Burmés posee una gran capacidad para adaptarse a la perfección a la vida en pisos o apartamentos, aunque preferiblemente con espacios abiertos, ya que le fascina mucho jugar, como hemos visto anteriormente.
Del mismo modo, su carácter y su personalidad hacen que el Burmés o Birmano sea un gato que requiere bastante atención y afecto, por lo que uno de los cuidados más importantes es proporcionarle la dosis diaria del cariño y las caricias que demanda para que sea una mascota feliz.
En ocasiones, se le deben revisar los ojos, la nariz y las orejas para descartar la presencia de cuerpos extraños. Recuerda que es de suma importancia mantener las vacunas y desparasitaciones de todas tus mascotas al día.
Su cajita de arena debe mantenerse limpia y ventilada, los gatos son uno de los animales más aseados así que si su lugar de evacuación está en mal estado él no querrá expulsar sus desechos y hasta podría enfermar. La visita médica veterinaria periódica ayudará a monitorizar su salud y revisar el estado de sus orejas, patas y piel. Con una alimentación balanceada, hidratación y mucho cariño, este gato estará feliz.