La otitis canina es un término que designa una enfermedad a nivel del oído del perro que por lo general, tiene un origen infeccioso y se caracteriza por una inflamación, dolor, secreción y comezón, de las estructuras del oído del animal, cuya causa puede ser bacteriana o parasitaria más frecuentemente.
El tejido que recubre las orejas y el canal auditivo de los perros se conoce con el nombre de epitelio, es en este tejido en donde asienta la infección en las otitis canina, comprometiendo el conducto auditivo externo y el pabellón auricular, aunque también puede afectar, en algunos casos complicados, estructuras más internas del oído.
Esta enfermedad es relativamente frecuente entre nuestras mascotas; se dice que hasta un 20% de los caninos tienen otitis a lo largo de su vida. Usualmente, esta enfermedad se asocia a ciertos factores de riesgo que puede favorecer la infección que se asiente a este nivel de oído, e igualmente, estas condiciones se relacionan con la gravedad, la severidad y la presentación del cuadro clínico en el animal.
Entre dichos factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad encontraremos aquellas condiciones que hacen más probable que el perro desarrolle la otitis, y que con frecuencia son causas corregibles que se resuelven con mayores cuidados de higiene, como por ejemplo, la humedad excesiva en el conducto auditivo externo, la aplicación por parte del dueño y sin consultar al veterinario de algunas soluciones en gotas que pueden causar irritación, la obstrucción del conducto auditivo externo por causa de cuerpos extraños, neoplasias o tumores, la higiene deficiente y acumulación de sucio y polvo en exceso.
Por otro lado, ciertas razas debido a la forma de sus orejas, tienen mayor predisposición a sufrir de otitis que otras, y así también, condiciones como enfermedades sistémicas o temperaturas ambientales extremas pueden favorecer la aparición de esta enfermedad en nuestro can.
Cualquiera de las condiciones anteriores puede hacer que la piel y más concretamente, el epitelio del conducto auditivo de los perros sea un medio óptimo para la proliferación de las infecciones. Bacterias del grupo de los estafilococos y de los estreptococos, e incluso otras más agresivas como la psudomonas, pueden colonizar y causar infección, inflamación del pabellón auricular y el conducto auditivo, que puede progresar y complicarse con infecciones fúngicas sobreañadidas, y afecciones de las estructuras más internas del oído, como desarrollar una otitis media.
Puedes sospechar que tu can tiene una otitis cuando notas algunos síntomas y cambios de comportamiento en él. Por ejemplo, el perro puede estar decaído y triste, su cabeza tiende a inclinarse más a un lado y con frecuencia esta sacudiéndola o intenta rascarse más una oreja.
Al observar la zona afectada notaras enrojecimiento, secreción que puede ser purulenta, y formación de costras o escamas en la oreja. Además, tu perro puede estar irritable, malhumorado, e incluso llegar a presentar fiebre. Ante cualquiera de estos síntomas de alarma, de inmediato debes acudir al médico veterinario con el propósito de obtener un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno para evitar así complicaciones mayores a causa de la otitis canina.
Una vez que el veterinario, posterior a examinar a tu can, ha determinado que se trata de una otitis, va a prescribir un tratamiento para curar la infección que debe adoptarse conjuntamente con medidas higiénicas para que tenga éxito y logre erradicar la infección. Por lo general, es necesario administrar antibióticos, ya sea tópicos en forma de cremas o gotas, o por vía oral, y se combinan con sustancias limpiadores locales y medidas de higiene, como, limpiar con suavidad con apósitos estériles y solución salina los oídos, así como secar bien las orejas luego del baño.
El pronóstico de esta enfermedad tiende a ser bueno si se trata oportunamente, rara vez se complica y puede ser tratada en casa, por lo que, las secuelas como sordera o infecciones graves diseminadas, son poco probables.