La filariosis es una de las enfermedades caninas más temidas y peligrosas, debido a la invasión de órganos profundos y las graves alteraciones orgánicas que tienen lugar en esta enfermedad. Es una enfermedad parasitaria, causada por parásitos del tipo de las filarias, específicamente la especie Dirofilaria immitis, la cual es transmitida por medio de vectores, a través de la picadura de un mosquito del género Anopheles.
Esta parasitosis es conocida popularmente como la “enfermedad del gusano del corazón”, la cual no solo afecta a los perros, sino que también se han descrito casos en gatos y en hurones, así mismo en hombres, por lo que se cataloga como una zoonosis.
La filariosis es una enfermedad endémica en muchos países situados en la zona sur y este del continente Europeo, y básicamente, en todas aquellas áreas en las que el mosquito vector pueda habitar. Las regiones con temperaturas frescas y húmedas son ideales para el hábitat del mosquito transmisor de la filaria, estas zonas suelen ser más áreas suburbanas y rurales, en cuyo caso, la enfermedad se contrae cuando hay viajes recientes a estos lugares endémicos. Hoy en día, los grandes cambios climáticos han posibilitado la aparición el vector Anopheles en nuevas zonas, extendiendo la distribución de la enfermedad.
Aunque esta puede transmitirse durante todo el año, la filariosis tiene un pico de contagio alrededor de los meses de abrir a octubre, cuando el mosquito transmisor presenta mayor actividad. Cuando comienzan las temporadas frías de los inviernos, la transmisión se suele suavizar un poco, sin embargo, es posible el contagio durante todo el año.
Una vez contagiado el can, los síntomas de la enfermedad se desarrollan a como consecuencia de la acción patogénica del parásito en el organismo. El parásito en la sangre del perro, comienza a desarrollarse hasta alcanzar su forma adulta de “larva o gusano”, los cuales pueden llegar a alcanzar hasta los treinta centímetros de longitud, viajan por el torrente sanguíneo y los vasos, depositándose en las cavidades cardíacas y en los vasos de los pulmones, donde pueden permanecer alojados por un tiempo variable sin producir síntomas. Sin embargo, ya sea por la localización en la que se encuentren o por el aumento de su número, el perro comenzará a presentar signos de insuficiencia cardio- respiratoria, tales como dificultad para respirar, malestar y decaimiento, anorexia y pérdida de peso.
El diagnóstico de esta enfermedad es relativamente sencillo, solo basta con realizar una prueba de sangre. Hoy en día, se pueden aplicar una serie de recomendaciones y tratamientos preventivos para combatir esta enfermedad. La prevención de la enfermedad es muy sencilla, se basa en evitar la exposición a las zonas endémicas donde habita el vector, en un conjunto de medidas de saneamiento ambiental para controlar y reducir la población de vectores transmisores.
En diversas partes del mundo, se ha instalado la medida de un tratamiento preventivo que consiste en la inyección una vez por año de una especie de vacuna, es especialmente dirigida a mascotas que han tenido o tienen alto riesgo de exposición a la filariosis. También existe un tratamiento preventivo mensual, para perros que ocasionalmente han visitado zonas endémicas de filariosis canina.