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Cómo saber que tu perro se hace viejo?

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Con el tiempo, tu perro también se verá afectado por ciertos cambios físicos y emocionales, que son esperados que se presenten durante la etapa de la vejez.

Es importante que conozcas de los mismos para saber identificar cuando se trata de una situación normal del envejecimiento, y cuando el cambio en su físico o en su comportamiento nos está indicando de alguna situación anormal que es necesario investigar.

Lo primero que tienes que conocer es que tu perro tienen las mismas fases de crecimiento y desarrollo que tenemos los humanos, solo que en fases distintas. Desde su nacimiento hasta el año de vida, tu perro es un cachorro; hasta los cuatro años de edad, estamos ante un perro joven; de los cuatro años hasta los siete u ocho años, el perro es adulto, y ya a partir de los ocho años se consideran mayores o envejecidos, edad en la que normalmente comienzan a aparecer las canas.

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El envejecimiento puede ser un proceso muy sutil o manifestarse marcadamente en tu can dependiendo de factores como raza, hábitos, salud y grado de actividad. Sin embargo, siempre puedes identificar algunas señales de que tu perro está envejeciendo.

Una de las primeras manifestaciones del envejecimiento de tu can son las canas y los cambios en el color del pelaje. Al detallar el aspecto de tu perro puedes notar como aparecen pequeños grupos acumulados de pelos blancos o canas, que se van haciendo como manchas de color por todo el pelaje, esto hace que el tono de su manto se vuelva algo opaco y más grisáceo. Puedes tomarlo como un nuevo look, y para disminuir la pérdida del brillo lo recomendado es aplicarle un poco de aceites naturales para el pelaje lo cual le devolverá la luminosidad a su apariencia.

Su comportamiento en la vejez también varía un poco, así notarás que tu perro tiene pérdida del apetito y pérdida de las ganas de  jugar. De modo que no es de sorprender que de tres veces al día que tu perro comía, ahora solo quiera comer dos o menos.

Puedes estimular su alimentación variando un poco el menú, cambia de vez en cuando por pienso húmedo o algunas recetas para hacer en casa, la variedad en la dieta estimula sus ganas de comer. Otro aspecto al que debes estar atento es la aparición de problemas bucodentales en la tercera edad, tu perro puede estar sufriendo de alguna enfermedad en las encías o en los dientes que haga que dejen de comer, para ello, acude al veterinario cuando menos dos veces por año para que el profesional de salud revise la boca de tu mascota.

También, es observado como los perros mayores tienen un nivel de energía más bajo  y menos ganas de jugar y hacer actividades. Esta mudanza en la conducta es normal, por lo que no hay que alarmarse; la mejor manera de ayudarlo es dedicarle más tiempo y estimularlo en actividades de menor actividad que tu perro pueda realizar y hacer para que se mantenga activo.

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Por otro lado, en su cuerpo igualmente se esperan cambios. Es posible que tu perro desarrolle cierta rigidez, lo que es común por causa de la edad, sin embargo, puede que esté sufriendo de alguna enfermedad como la artrosis, aquí es donde es fundamental la evaluación del veterinario. Así mismo, puede haber pérdida de control para hacer sus necesidades fisiológicas, es decir, incontinencia fecal y urinaria.

Evita enfadarte en estos momentos, y enfócate en la búsqueda de soluciones, como llevarlo a caminatas más frecuente y más cortas. La incontinencia también puede ser causada por enfermedades como infecciones en la orina, mantente alerta ante estas patologías.

Verás como los sentidos de tu perro pierden agudeza, particularmente la audición, el olfato y la vista son los más afectados. En los ojos puedes observar como el color pierde intensidad y se tornan grises, lo que además puede ser una señal que indique cataratas. No dejes de acudir al veterinario para una revisión en estos casos.

Por último recuerda que al igual que nuestros abuelos, un perro anciano también tiene necesidades especiales, como una alimentación adecuada a sus necesidades y estilo de vida, paseos y ejercicios menos intensos y más cortos, visitas frecuentes al veterinario, y sobre todo, doble dosis de amor y afectos.