
Bajo la designación de “gato fantasma” se describe el relato de un felino, extinto en la actualidad, que habitó durante algunos siglos en diversas regiones de los estados nororientales de Norte América, es decir, en el territorio que va desde el sureste de Ontario, abarcando también el sur de Quebec en Canadá, tomando el territorio de Carolina del Sur, la región oeste de Kentucky, y de los estados Illinois y Michigan.
El gato fantasma, es conocido igualmente por otros nombres, entre ellos, puma oriental, puma del este y león de montaña.
Este felino resultó ser una subespecie de los pumas, el nombre científico de la especie es Puma concolor cougar. Es un animal que comenzó a tomar interés entre los humanos a comienzos del siglo XX.
Era un felino grande entre los de su tipo, similar a una pantera en su cuerpo, fuerte, musculoso, de grandes dimensiones gruesas, totalmente imponente, se diferencia de la pantera por su color marrón claro o marrón rojizo, y por la forma de su cráneo, ya que los rasgos faciales del gato fantasma recuerdan a los de los felinos domésticos; con una cabeza redondeada, ojos grandes redondeados y las orejas medianas erguidas.
El tamaño en los adultos era de unos 60 a 80 cm, con una longitud que podía superar los 2 m desde la nariz hasta la cola. El peso en los machos era de 50 a 70 kg, mientras que en las hembras las medidas con ligeramente menores (40-50 kg).
Sus patas eran fuertes y musculosas, muy poderosas las delanteras en especial, y las traseras veloces, estas características físicas lo convertían en un excelente cazador. Sin embargo, con la llegada de colonizadores a su territorio natural, comenzó la amenaza mortal para esta especie.
El gato fantasma comenzó a ser cazado ya que representaba el principal depredador del ganado, como era lógico de esperarse, un animal grande que requiere gran cantidad de carne diaria para su alimento. Así, se convirtió en blanco de caza y su población cayó rápidamente.
Aunado a esta circunstancia, producto de la invasión humana en sus terrenos, la destrucción e industrialización de su hábitat, perjudicaron gravemente a la raza. Haciendo que en el año 1973 entrara oficialmente a la lista de animales en peligro de extinción pasando a ser una especie protegida.
Los esfuerzos que se intentaron para su conservación resultaron en una misión imposible, y tras años de búsqueda, en 2011 se inició una revisión del estado actual de gato fantasma para discutir su posible extinción. Un grupo de expertos emprendió la tarea de investigar y analizar alrededor de 100 posibles avistamientos, con la penosa noticia que ninguno de ellos pudo confirmarse en un 100%.
De esta manera, en el año 2018, el Servicio de Vida Salvaje y Pesca de los Estado Unidos declaró extinto al gato fantasma. Algunas asociaciones en Nueva Inglaterra recusaron esta declaración asegurando que en los bosques de la zona se encuentran algunos ejemplares de los que se han reportado avistamientos numerosos. Sin embargo, ninguna de las autoridades en materia ha logrado certificarlos, puesto se ha descubierto que no se trata de gato fantasma sino de felinos similares parecidos a estos.
Un ejemplar de estos animales puede encontrarse en la exhibición del museo de New Brunswick.