La sarna es una enfermedad de la piel infecciosa, clasificada dentro del grupo de las ectoparasitosis, o parasitosis externas, que es causada por varios tipos de ácaros y se caracteriza por una invasión del estrato córneo, es decir, de la capa más superficial de la piel, con una respuesta inflamatoria de tipo reacción alérgica local, que se manifiesta con enrojecimiento, prurito o picazón intensa y lesiones por rascado que además pueden sobre infectarse por bacterias y causar úlceras y llagas, además de ello, se presentan zonas de alopecia donde está presente la infección. Las consecuencias de la sarna en los animales son severas, por lo que requiere una intervención oportuna y eficaz para su tratamiento y control.
Los perros pueden verse afectados por varios tipos de sarna, entre ellos los que se presentan con mayor frecuencia son la sarna democédica y la sarna sarcóptica, los nombres corresponden a las especies de ácaros causantes.
Los ácaros son parásitos diminutos que tienen distribución cosmopolita, es decir, en todo el mundo, y pueden afectar no solo a los perros, sino también a otras especies animales domésticas o salvajes, e incluso pueden llegar a afectar al hombre. La sarna es uno de los problemas de higiene más severos que se encuentran en animales por lo general abandonados y sin hogar. Revela carencia total de cuidados y falta absoluta de higiene.
Otro nombre con el que se le conoce es el de escabiosis. Es endémica en todo el mundo prácticamente, está en cualquier región y puede presentarse indistintamente de la época del año. Los perros son uno de los más afectados. Los tipos de sarna son ligeramente diferentes de acuerdo al tipo de ácaro causante de la enfermedad, sin embargo, las manifestaciones clínicas son todas de afección cutánea, y resultan muy parecidas.
La infestación y el contagio entre los perros, se produce por el contacto con perros infestados, o por el contacto con ambientes insalubres, carentes de condiciones higiénicas donde los ácaros están presentes. Una vez que el parásito se posa sobre la piel del perro, comienza a comer la queratina de la capa superficial, cavando unos túneles que le permiten incrustarse en la piel del perro, donde, el parásito va a alimentarse de queratina y sebo. Su proliferación es rápida, de manera que la infección se extiende a diversas zonas de la piel casi inmediatamente.
Las manifestaciones clínicas de la sarna se caracterizan por presentar picazón intensa y ardor de la piel, asociado además a enrojecimiento e inflamación en las zonas afectadas, el perro va a tener un rascado constante e intenso que puede aumentar las lesiones y hacer que estas se sobre infecten. Así mismo, el perro puede presentar anorexia, pérdida de peso, debilidad de la raíz capilar y caída del pelo, escamas cutáneas con erupciones en la piel del tipo manchas rojas con zonas costrosas y secas, el mal olor es intenso.
La detección a tiempo de la enfermedad es fundamental para evitar que el cuadro clínico se agrave. El diagnóstico es posible de realizar solo con el examen físico. De inmediato, el veterinario indicará los tratamientos más adecuados y las medidas de higiene necesarias para combatir esta parasitosis. Se trata de medicamentos que son acaricidas, pueden ser presentaciones orales, tópicas, inyectables, como por ejemplo la ivermectina. Así mismo, se pueden indicar analgésicos, antiinflamatorios, y antibióticos inclusive, para las infecciones secundarias.
La mejor forma de prevenir la enfermedad es mantener estrictas medidas de higiene en el ambiente y garantizar los cuidados básicos y atenciones que necesita una mascota, las revisiones periódicas con el veterinario, te ayudarán a llevar el esquema de vacunación y de desparasitación al día.