Saltar al contenido
PerrosGatosOnline.com

La Historia de San Guinefort

San-Guinefort

La historia de San Guinefort está repleta de curiosidades históricas, comenzando con que fue el primer santo no humano que existió, aunque no fue canonizado de manera oficial por la iglesia católica.

En una localidad francesa de escaza popularidad un noble caballero debía cazar su comida y decidió que debía dejar a su hijo en casa para que esta tarea fuese más sencilla de llevar a cabo. Guinefort, su perro, se quedaría en casa con el infante, con la única misión de salvaguardar su vida.

El noble salió a cazar para dar sustento a su caza y tuvo éxito, pero cuando llegó a ella vio que todos sus muebles estaban desordenados y el niño ya no dormía, sino que había desaparecido, al caballero se le heló la sangre cuando se dio cuenta que su perro Guinefort estaba cubierto de sangre, por lo que asumió que este se comió a su hijo y lo mató. Pocos minutos después escuchó el llanto del niño que estaba en un rincón de la casa, por lo que rápidamente acudió a socorrerlo.

La sorpresa y tristeza fue muy grande cuando se dio cuenta que a un lado del niño había una gran serpiente muerta debido a las mordidas de Guinefort: Su perro había salvado al niño colocándolo en un lugar seguro mientras luchaba con la serpiente y justo cuando esta iba a alcanzarlo este la mató.

El hombre con su gran desdicha decidió tomar a su mascota muerta y enterrarla en un pozo cercano a su vivienda, el cual terminó convirtiendo en un santuario cuyo único fin era el de recordar a su mascota como un héroe. Muchas personas escucharon de lo que había ocurrido y de inmediato comenzaron a venerar a Guinefort en el lugar de su descanso.

San-Guinefort

Pasados los meses y años muchas personas comenzaron a atribuirle milagros a Guinefort. Relatos antiguos que datan del siglo XIII redactados por Esteban de Borbón, un inquisidor de origen dominicano dijo que “las personas, mayormente campesinos, llegaban a esta zona para venerar a Guinefort, decían que se trataba de un mártir.”

Esta veneración fue evolucionando negativamente a ritos de ocultismo y satanismo, en la que lamentablemente muchas personas cayeron. Algunos de estos ritos involucraban que los niños se acercasen mucho a una gran columna de fuego que era levantada en el lugar, fuego que muchas veces quemaba gravemente a los niños haciendo que perdiesen su vida.

Borbón en su papel de suma importancia para el desarrollo de la región decidió que la práctica de la “veneración” a San Guinefort fuese prohibida para ser paulatinamente erradicada por completo de la región. Algunas de las peticiones más puras y sencillas que se le hacían a San Guinefort era que protegiese a los campesinos y personas nobles de las serpientes, ladrones e idiotas cuando saliesen a cazar o en zonas peligrosas.

A pesar de la prohibición de venerar a Guinefort esta costumbre se mantuvo hasta principios del siglo XX. En la actual Francia es común ver zonas antiguas con figuras o esculturas de un perro atravesado por una espada, incluso habrá personas que conozcan bien la historia de este perro tan valiente y desafortunado al mismo tiempo.

Es importante resaltar que Guinefort nunca fue considerado santo por la iglesia católica ya que no se trataba de un humano, aunque si tuvo incluso más valentía que uno al enfrentarse con la muerte para salvar al bebé del humano que amaba, el cual terminaría matándolo.

Este perro se trataba o bien de un lebrel o algún tipo de galgo perteneciente a Thoire y Villars. El suceso le dio nombre al lugar ya que actualmente existe una localidad en Francia llamada Villar-les-Dombes.

San-Guinefort

La historia pudo conocerse a partir del año 1250 gracias a Borbón, el cual tenía ya varias publicaciones de renombre con las cuales ganó fama y lectores adeptos. También se conocen otras fábulas escritas por él, pero la historia de Guinefort definitivamente es la más interesante ya que hasta el siglo pasado fue objeto de veneración por parte de una gran cantidad de personas.

El denominado popularmente “San Guinefort” actualmente no posee adeptos religiosos, pero ha quedado inmortalizado en la historia como ícono de la fidelidad de un perro, por lo que se han ganado el titulo de los mejores amigos del hombre.